Si no duermes bien, lee estas recomendaciones que te ayudarán.
¿A veces tardas mucho en conseguir conciliar el sueño? ¿Te levantas de la cama y te da la sensación de que no has descansado? Son muchas las personas que no logran un descanso verdaderamente reparador, lo que repercute en el rendimiento del resto del día. Y es que no siempre es fácil conseguir un sueño de calidad. Pero sí que existen unos pequeños trucos que pueden ayudarnos en nuestro empeño.
Las tiendas de descanso Bed's han contado con la ayuda de la fisioterapeuta Esther Cervera Moreda, quien nos recomienda varias medidas, basadas en técnicas de relajación, muy prácticas y naturales que preparan al cuerpo para descansar y conseguir un verdadero sueño reparador. "Nuestra musculatura debe relajarse lo suficiente para aprovechar al máximo las horas de sueño. La actividad diaria, las tensiones a las que nos sometemos, pueden hacer que aparezcan dolores musculares y articulares que nos quitan el descanso", apunta.
Antes de acostarte, desperézate con los brazos. Esto se puede realizar sentado o de pie. En este último caso, se pueden estirar más las piernas. Hay que respirar mientras se alargan las manos y los codos con intensidad. Aunque no se tengan ganas, procura desperezarte y dejar que los bostezos se vayan liberando de forma natural.
Es bueno tumbarse y, estando boca arriba volver a estirarse y desperezarse de forma suave, tratando de realizar diferentes posiciones que ayuden a desentumecer todas las articulaciones. Después gira la cintura suavemente, girando las piernas hacia un lado y el tronco hacia el otro. Repetir lo mismo hacia el otro lado.
Acomódate boca arriba y dedica unos segundos a sentir todo el peso del cuerpo, en especial el del cráneo y toda la musculatura de la cara. En el rostro se acumulan muchas tensiones, sobre todo en la frente y en la mandíbula. Abrir la boca intensamente y coger aire a la vez. Esta vez sí que se intentará que surja un bostezo, aprovechándolo al máximo para destensar la mandíbula, la musculatura cervical y la base del cráneo. Desde aquí se puede terminar esta preparación anterior al sueño, con unas cuantas respiraciones diafragmáticas. Se trata de dirigir el aire hacia la zona abdominal y dejar que el aire salga libremente. De esta forma se relajan los planos musculares más profundos y se puede llegar a una total relajación. Por ello las respiraciones no deben resultar nunca angustiantes, ni suponer un gran esfuerzo.
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